Charlottesville y el Trabajo Inconcluso del Movimiento de los Derechos Civiles

Declaración del Comité Nacional de Socialist Organizer, Sección del CORCI en los Estados Unidos (22 de agosto de 2017)

(1) El asesinato de Heather Heyer, una joven contra-manifestante en Charlottesville, Virginia, y la crisis política que ha sacudido al país con sus secuelas inició con la decisión del alcalde de la ciudad de remover una estatua de Robert E. Lee. Esta acción trajo de nuevo a la luz un legado sin resolver de la Guerra Civil y el periodo de la Reconstrucción Radical que prosiguió inmediatamente después.

No olvidemos que la Reconstrucción Radical fue bastante lejos en establecer una verdadera igualdad entre los trabajadores blancos pobres y los recientemente liberados esclavos negros, con la adopción de medidas sociales progresistas que empezaron a cuestionar el gobierno capitalista. La tierra empezó a ser redistribuida a los recientemente liberados esclavos negros. Los afroamericanos políticos comenzaron a ser elegidos para gobiernos de estados. La promesa de ‘’cuarenta acres y una mula para toda familia negra’’ estaba en el aire.

Pero al final, la Reconstrucción Radical fue aplastada brutalmente por la alianza entre la clase capitalista del norte, la cual había surgido victoriosa de la Guerra Civil, y un significativo sector de la clase propietaria de esclavos en el sur. Fue una alianza contra los esclavos negros liberados y contra la unidad de los afroamericanos y la clase pobre blanca, unidad que estaba retando el orden existente. Era una alianza contra la democracia como era conocida. La promesa “cuarenta acres y una mula” fue traicionada.

Para forjar esta alianza contrarrevolucionaria, fue necesario para los capitalistas del norte hacer un ‘’trato’’ con sus aliados en el sur, para otorgar toda una serie de concesiones que permitieron una mayor autonomía a los estados del sur para imponer la segregación, promulgar todas las leyes atroces de Jim Crow, y permitir que el Ku Klux Klan linchara a miles y miles de personas de raza negra que se atrevieran a levantarse contra las leyes de Jim Crow. Los cientos de símbolos (estatuas, banderas, monumentos) de la vencida Confederación que aún están visibles a lo largo del sur de Estados Unidos hoy en día, glorificando a los propietarios de esclavos y su legado, están entre las concesiones concedidas a los estados del sur por los representantes de los capitalistas del norte. Derribar esos símbolos ha cincado cada ala del movimiento de la supremacía blanca, incluyendo al presidente de los Estados Unidos, en la acción de hoy. Pero ha hecho mucho más que esto: ha planteado la cuestión de extirpar el racismo institucionalizado en su núcleo de una vez por todas.

Como Glen Ford, director ejecutivo de Black Agenda Report, escribió en su columna el 21 de agosto: ‘’Si el legado de la esclavitud es extirpado desde raíz, es nada menos que la transformación social más profunda que está en orden. ¿Por qué parar con estatuas de hombres muertos desde hace tiempo?’’ Lo que se necesita, Ford continuó, es purgar la nación “de la fruta envenenada de su perversión racista’’.

¿Pero quien llevara acabo este trabajo inconcluso? El revolucionario ruso V. I. Lenin respondió a esta pregunta hace más de 100 años, cuando explico que era la tarea de las clases trabajadoras de todo el mundo luchar para completar las revoluciones que habían llegado a una pausa en el camino – Y ese, por ejemplo, era el momento para que la clase obrera francesa venciera en los trabajos inconclusos de las revoluciones burguesas y democráticas de 1848 y 1871. Así también debe la clase obrera negra en los Estados Unidos, en alianza con sectores progresistas de trabajadores blancos, completar el trabajo inconcluso de la Guerra Civil.

(2) Las cuestiones que surgen y reaparecen en torno a lo de Charlottesville también evocan, como la compañera Colia Clark señala con verdad, en el trabajo inconcluso del movimiento de derechos civiles de finales de los años 1950 y la década de los 60.

En una entrevista con el periódico The Organizer en abril de 2015, la compañera Clark, organizadora de el Comité Coordinador No-violento Estudiantil (SNCC, por sus siglas en inglés) en Alabama y Misisipi en principios de los 1960, anotó lo siguiente:

“Nuestra poderosa y determinada lucha como personas negras ganó la ley de derechos civiles y el acta de derecho al voto; destrozamos pilares clave de Jim Crow. Pero estas victorias son meramente una parte de nuestro legado. La marcha de Washington en 1963 tenía dos partes, y la parte del Poder Negro no ha sido completada.’’

“El Poder Negro abre toda la cuestión de terminar lo inconcluso de la marcha en Washington de 1963. Esto es lo que nos dará a los negros nuestra humanidad de vuelta. Podemos entonces llamarnos negros por primera vez en cientos de años y sentir orgullo. Podemos llamarnos negros y no sentir en el interior que no somos nada.’’

Tomó el coraje y la determinación de jóvenes negros militantes como la compañera Clark para imponer la desegregación en universidades, escuelas y baños públicos – y para ganar el derecho a votar. Las clases dominantes de Estados Unidos, temiendo una generalizada explosión social que pudiera retar su dominio de clase (dada la convergencia del movimiento de derechos civiles y el movimiento masivo de jóvenes contra la guerra en Vietnam) optó por reducir sus perdidas y atender las demandas de la marcha de Washington.

Pero, como señaló la compañera Clark, el racismo institucionalizado no fue suprimido. El poder negro – que es la autodeterminación negra – no fue ganado. Hoy, más de 50 años después de las victorias del movimiento de los derechos civiles, el péndulo ha vuelto a girar en una dirección reaccionaria con la llegada del “nuevo Jim Crow” – es decir, el complejo prisión-industrial en el que más negros están encarcelados, muchos de ellos realizando labor de esclavo para algunas de las principales corporaciones transnacionales de Estados Unidos, más que los negros que trabajaban como esclavos en las plantaciones en el momento de la Guerra Civil.

3) El dominio capitalista en los Estados Unidos, desde el principio, ha utilizado, desarrollado y promovido el racismo institucional como un elemento importante de su dominación. El racismo institucional enfrentó a los sectores principales de la clase obrera – la aristocracia obrera blanca – contra la clase obrera negra. Este privilegiado estrato blanco fue hecho sentirse amenazado cuando los trabajadores negros avanzaban. El racismo institucional dividió la clase obrera para promover los intereses de los patrones y de sus manos contratadas.

El sistema capitalista en decadencia amenaza ahora a los avances y condiciones de trabajo de la clase obrera blanca preparada, cerrando fábricas por el ‘’Cinturón Oxidado’’ y dejando desempleados a millones de trabajadores(*). El racismo institucionalizado se ha vuelto a manejar con argumentos fraudulentos para inculpar los “tramposos” negros que supuestamente “abusan” del sistema de bienestar social y a los inmigrantes indocumentados (considerados “ilegales”) para cubrir los males de una economía capitalista que es incapaz de atender las necesidades básicas de la mayoría de la clase obrera, incluyendo trabajadores blancos calificados. Los políticos capitalistas en ambos de los partidos mayoritarios buscan reducir el problema del racismo a un prejuicio individual. La vasta mayoría se han subido al tren “anti-neonazi” mientras continúan defendiendo las matanzas de negros por parte de los policías, acrecentando el paso de la escuela a la prisión, y sosteniendo el sinfín de medios a través de los cuales el racismo institucional, en todos los niveles, lleva a cabo su trabajo sucio.

El hecho es que el sistema capitalista en los Estados Unidos se encuentra amenazado cuando los mecanismos de la división racista institucional son cuestionados, porque el racismo institucional es una componente clave de su modo particular de dominación, vinculado a la historia particular de los Estados Unidos.

Esto da todo su contenido revolucionario a la consigna “Black Lives Matter” (Las Vidas Negras Importan –Ntdt-), cualesquiera que sean las limitaciones de la dirección de este movimiento. El decir que las vidas Negras importan es un acto de acusación contra la clase capitalista de E.U. y contra el sistema que cultiva los prejuicios más retrasados y reaccionarios basados en la idea de que solo las vidas blancas importan –que resulta ser una de las consignas de los supremacistas blancos hoy en día-.

Sin duda, hay grandes sectores profundamente reaccionarios en los Estados Unidos que puedan proveer una posible base social para el desarrollo del movimiento fascista en los Estados Unidos. Pero es un hecho hoy en día, confirmado por numerosas encuestas, que una gran mayoría de estadounidenses, incluyendo trabajadores, rechazan los esquemas de división generados por el racismo institucionalizado.

(4) Esta situación actual no existiría si no fuera por la bancarrota histórica de los aparatos del movimiento obrero en la cuestión de la lucha contra el racismo y la segregación. Las raíces de la bancarrota pueden ser encontradas en la subordinación de la dirigencia de la central syndical AFL-CIO al Partido Demócrata, el partido del racismo y los Southern Dixiecrats(**). Los líderes de los sindicatos han cultivado tradicionalmente los prejuicios más reaccionarios de la aristocracia de la clase obrera.

De ello se desprende que las consignas del Partido Negro y el Partido Obrero — que levanta la cuestión de la ruptura con los partidos gemelos de los patrones (Partido Demócrata y Partido Republicano –Ntdt–, están más que nunca en el corazón de toda la situación política y por ende mas que nunca a la orden del día.

Socialist Organizer afirma nuestra continuidad con las posiciones sobre la cuestión Negra desarrollada por el SWP en colaboración cercana con León Trotsky – particularmente la resolución del SWP ́s de 1963 titulada “Libertad Ahora”. Basándose en lo que Trotsky describió como el “desarrollo dialéctico de la lucha Negra por la auto-determinación”, la resolución de 1963 del SWP estipuló que los Negros como tal se tendrían que “dividir” de los trabajadores blancos y formar su propio partido político independiente para luego “unirse con la clase trabajadora blanca en la lucha general contra el capitalismo”.

En la resolución se señala que “mientras que la población Negra es predominantemente proletaria, el pueblo Negro son más que solo otra sección gravemente explotada de la clase trabajadora, y el movimiento Negro es más que solo una parte del movimiento obrero en general. Como una nacionalidad oprimida… su posición en la sociedad es especial, su conciencia está influenciada por lo nacional y lo racial, así como por factores de clase”.

La resolución de 1963 pasa a anotar que “los movimientos obrero y Negro marchan por sus propios caminos”, pero siguió subrayando el hecho de que ellos (movimientos obrero y Negro) marchan hacia un destino común, y la libertad de los Negros de la opresión y de los obreros de la explotación puede ser alcanzada solo a través de la victoria de la lucha en común contra el capitalismo. … Los Negros no pueden ganar su meta de igualdad sin una alianza con la clase obrera”.

Notando además que los “tiempos del desarrollo de los dos movimientos son desiguales”, la resolución del SWP enfatizó la necesidad de “los Negros a… unirse primero en su propio Partido” para que pudieran “hacer una alianza de iguales, donde ellos (los Negros) pudieran estar razonablemente seguros de que sus demandas y necesidades no fueran descuidadas o traicionadas por sus aliados”.

Finalmente, la resolución apuntó que no hay contradicción entre abogar por un Partido Negro y abogar por un Partido Obrero: “Nuestro apoyo a un Partido Negro de ninguna manera se conflictúa con nuestra continua aspiración por un Partido Obrero. Al contrario, nosotros creemos que un Partido Negro y un Partido Obrero encontrarían mucho en común desde el principio, trabajarían juntos de cerca por sus fines en común, y en el curso de la actividad en común tendrían que establecer lazos estrechos de colaboración o incluso unirse en un partido único o federativo”.

De hecho, la resolución del SWP sostiene por otra parte que, si se formara primero el Partido Negro, sería un impulso mayor para el desarrollo del Partido Obrero: “La creación de Partido Negro lanzando sus propias candidaturas golpearía toda la estructura política hasta sus raíces… Promotores de una ruptura obrera con los antiguos partidos tendrían una cada vez mayor audiencia. Así la creación de un Partido Negro beneficiaría no solo a los Negros sino sus alianzas presentes y potenciales”.

Esta orientación estratégica es tan válida hoy como en 1963.

(5) Las réplicas de la contra-protesta y el asesinato en Charlottesville han sacudido los niveles más altos de gobierno y podrían ser la tumba de la presidencia de Donald Trump –una presidencia que solo puede ser entendida como la expresión del impasse del sistema capitalista en su agonía fatal y de un sistema bipartidista que es cada vez más repudiado por la mayoría de la clase obrera.

Trump no solo reveló los colores reales (apoyando a los supremacistas blancos responsables de la muerte de la joven mujer), también resaltó con sus numerosos flip-flops de su inestabilidad mental y su total incompetencia en liderar el barco del Estado. Esta fue la razón dada por los jefes ejecutivos de las grandes corporaciones para explicar el por qué salieron de muchos de los consejos de asesores de Trump. Todos habían apoyado a Trump y financiado su campaña presidencial –justo como ellos financiaron la campaña de Hillary Clinton. Sus renuncias de los consejos de Trump expresan el sentimiento creciente de que Trump se tiene que ir para preservar el sistema como un todo.

Un artículo de opinión publicado el 21 de agosto en el Washington Post cita al senador Bob Corker (R- Tenn.), que dijo que Trump “no ha sido aún capaz de demostrar la estabilidad ni algo de competencia” que se necesita de un presidente. Esta acusación fue significativa porque Corker, un aliado de Trump, preside el Foreign Relations Committee (Comité de Relaciones Exteriores –Ntdt-). Corker dijo que él temía que “nuestra nación está yendo hacia un gran peligro” e hizo un llamado a un “cambio radical” en la Casa Blanca.

(6) Hoy, la clase obrera está enfrentando una situación muy grave. Conquistas arrebatadas a través de una ardua lucha están en miras de recorte. El derecho del pueblo Negro a votar está bajo asalto estado tras estado a través de la redistritación y un sinnúmero de otros trucos. La privatización de los servicios públicos está expulsando a millones de obreros, especialmente obreros Negros, de la fuerza de trabajo organizada. Obreros inmigrantes están bajo redadas y siendo deportadas en cantidades mayores que nunca, y un Muro de la Vergüenza masivo que abarcaría toda la frontera de México-E.U. se esta planeando. Y la lista sigue.

Es por esto que acciones (marchas, protestas, mítines) organizadas por las coaliciones obreras y populares son necesarias para unir a la lucha por preservar y extender los derechos de los trabajadores con la lucha por preservar y extender los derechos democráticos. Los 13 millones del movimiento obrero organizado necesitan abanderar y liderar estas luchas levantando y luchando por demandas como:

-Un salario mínimo de 15 dólares y un sindicato,

-El derecho a sindicalizarse sin condiciones; alto a la ley federal “Derecho al trabajo” (que busca destruir a los sindicatos).

-Sistema universal de salud Single-payer ahora,

-Defender y extender la educación pública,

-Un programa masivo de creación de empleos con sindicatos, con contratos colectivos,

-Echar abajo el Muro de la Vergüenza, Ni una deportación más,

-Abajo los racistas y el Ku Klux Klan,

-Alto a las matanzas de la policía a Negro y Latinos,

-¡Alto a las guerras interminables! ¡Presupuesto para Trabajo y Servicios Públicos!

Esto abriría el camino a un movimiento obrero genuino, un punto de apoyo para la juventud, para los Negros, para los inmigrantes, y para todos los sectores oprimidos de la clase obrera.
Aunque el movimiento obrero ha sido grandemente debilitado por su subordinación al Partido Demócrata, el movimiento obrero aún tiene el potencial para transformer a lo sociedad para impulsar los intereses de la clase obrera y todos los oprimidos.

(7) A través del país, los supremacistas blancos – con el apoyo de los departamentos de policía, políticos, y el mismo presidente de los Estados Unidos- están organizando manifestaciones públicas para promover su agenda racista y reaccionaria. En algunos casos estas acciones están “protegidas” por sus propias milicias armadas.
Una asamblea neo-nazi como tal tomará lugar el 26 de agosto en San Francisco. Un sindicato importante en la historia de esta ciudad, el Local 10 de la ILWU (sindicato de estibadores), ha llamado a una manifestación masiva y una asamblea en Crissy Field, donde los supremacistas blancos se reunirán.

El llamado del sindicato se lee como sigue:

“Considerando que, los fascistas, los KKK, Nazis y otros supremacistas blancos se manifestaron y marcharon con antorchas en Charlottesville, azuzando terror mafioso con consignas racistas, antiinmigrantes y antisemíticas, y

“Considerando que, el ataque resultó en un asesinato en la contramanifestación antirracista y muchos otros resultaron heridos cuando uno de los bullies fascistas los atropelló con su auto, y

“Considerando que, el presidente Trump blanqueó este violento, mortal fascista y racista ataque diciendo que ́ambos lados son culpables ́, y añadiendo ataques a los anti-racistas por oponerse a las estatuas Confederadas que hacen honor a la esclavitud, y de esta forma echarle más gasolina al fuego a la violencia racista, y

“Considerando que, el Klan, los Nazis y otros terroristas racistas representan una amenaza mortal a los Afroamericanos, Latinos e inmigrantes, así como a Musulmanes, Judíos, la comunidad LGBTQ entre muchos otros, y directamente a los miembros de nuestro sindicato y al movimiento obrero en su conjunto, y

“Considerando que, el grupo fascista ́Orador Patriota ́ que ha montado las provocaciones racistas violentas en Portland, Oregon y en otros lugares, atrayendo a Nazis y otros violentos supremacistas blancos, ha anunciado que se manifestará en Crissy Field el 26 de agosto, y

“Considerando que, lejos de la importancia de la ́libertad de expresión ́, las provocaciones fascistas y racistas son una amenaza mortal como se demostró en Portland el 26 de mayo cuando un Nazi asesinó a dos hombres y casi mató a un tercero por defender a dos afroamericanos jóvenes mujeres que estaba amenazando; y nuestras hermanas y hermanos del movimiento obrero de Portland contestaron al terror racista con el poder de la solidaridad de los trabajadores, movilizando a sus miembros de 14 sindicatos contra la manifestación fascista/racista el 4 de junio, y

“Considerando que, el local 10 del ILWU tiene una larga y orgullosa historia de levantarse contra el racismo, fascismo y el fanatismo y usando el poder de nuestro sindicato para hacerlo; el Día del Trabajo en E.U. del 2015 nosotros cerramos los puertos y marchamos seguidos por miles a la Plaza Oscar Grant demandando un fin al terror policíaco contra los afroamericanos y otros; el área de la Bahía de San Francisco es una region donde el sindicalismo es aun muy fuerte, y nosotros no permitiremos que los supremacistas blancos anti-obreros traigan su terror de grupo de linchadores aquí,

“Por lo tanto, el Local 10 ILWU en la mejor tradición de nuestro sindicato que luchó contra estos derechistas en la Gran Huelga de 1934, no trabajará en ese día y en su lugar marcharemos a Crissy Field para detener la intimidación racista, fascista, en nuestra ciudad e invitamos a todos los sindicatos y organizaciones antirracistas y antifascistas a unirse a nosotros defendiendo a los sindicatos, las minorías raciales, los inmigrantes, la comunidad LGTBQ, las mujeres y todos los oprimidos”.

Desde nuestra perspectiva, ¡este posicionamiento del Local 10 de la ILWU apunta el camino hacia adelante!

— 22 de agosto, 2017

* * * * *

Notas

(*) Nota del traductor: El conocido ‘’Cinturón Oxidado’’ es una zona al noreste de Estados Unidos donde las industrias pesadas y manufactureras han cerrada sus puertas a gran escala.

(**) Los Southern Dixiecrats, o Dixiocratas del Sur por su traducción al español, se refiere al ala del Partido Demócrata en el Sur de los Estados Unidos. Nacido en 1948 como una fracción del Partido Demócrata, con el objetivo de “defender” los derechos de los estados y legislar la segregación racial.

 

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